Will Smith convierte el Dreambeach 2025 en su propia película

Will Smith en DREAMBEACH 2025 | Fuente: LA NUEVA TENDENCIA

  • La última edición del festival dejó huella con actuaciones inolvidables, una producción sin precedentes y un ambiente que superó todas las expectativas
  • Will Smith fue el gran protagonista de un fin de semana que reunió a miles de personas frente al mar bajo una misma vibración: la música

La edición 2025 de Dreambeach se despidió la madrugada del domingo tras tres jornadas intensas de electrónica, fusión y espectáculo en la costa de Almería. Nombres como Fatboy Slim, Amelie Lens, Sub Focus, Dimension, Wade, Ben Klock, I Hate Models, Chelina Manuhutu o Indira Paganotto completaron un cartel donde convivieron lo mainstream, el techno más puro y la experimentación sin etiquetas.

Un arranque explosivo

El festival comenzó el jueves con una noche que fue subiendo de temperatura a cada hora. Steve Aoki, uno de los platos fuertes del día y convirtió el MainStage en una pista de locura colectiva, cerrando su set con Boneless y Pursuit of Happiness mientras las tartas volaban por el aire y el confeti lo cubría todo. Antes, J Jones y Esther Bronchal caldearon el ambiente, y Pastis & Buenri cerraron la jornada en clave remember con un set lleno de nostalgia.

Mientras tanto, en el Mavelpoint Open Air, I Hate Models sacudió la madrugada con un techno visceral, y Karpi o Rasco terminaron de destrozar las zapatillas del público más resistente. La Dreams Tent tampoco se quedó atrás, con Ben Klock y Indira Paganotto como protagonistas de una noche intensa en la escena más underground.

Una segunda jornada sin descanso

El viernes comenzó con artistas emergentes como Alure o Joyse, pero pronto tomó velocidad cuando llegaron Juicy M, Dimension y Sub Focus, que firmaron uno de los sets más bailables de todo el festival. La energía no bajó con Steve Angello, que volvió a demostrar su estatus con un cierre de sesión apoteósico.

Y entonces apareció Showtek, primero con un DJ set y después junto a Brennan Heart en un show especial cargado de potencia hardstyle. La madrugada terminó con Blademasterz, Sub Zero Project y Evil Activities, marcando una noche para los amantes de la electrónica más extrema.

En el Dreams Tent, la jornada fue un desfile de talentos: Amelie Lens, Raúl Pacheco, Anfisa Letyago y Gonçalo ofrecieron una sesión sin pausas desde las 20:00 hasta bien entrada la mañana. El Open Air, por su parte, tuvo momentos de gran nivel con Addonn & Bizza, Lems, Kamik, y un cierre techno melódico impecable con Michleno.

El sábado, Will Smith y una noche para el recuerdo

La última jornada fue también la más esperada. Tras los sets de Luigii Lopez, Antony Z y Nathy Peluso —que puso al MainStage a bailar con Ateo y Delito en un show entre lo teatral y lo explosivo—, llegó el momento que todos esperaban: la actuación de Will Smith.

Y no decepcionó. Desde el primer beat de Gettin’ Jiggy wit It hasta Men in Black, el actor y músico estadounidense se adueñó del festival. Hubo guiños a su carrera, bailes, visuales de cine y un feeling contagioso. Will Smith no solo cantó, hizo historia.

La fiesta continuó con Fatboy Slim, que tiró de clásicos como Praise You y Right Here, Right Now para hacer vibrar a todos, y Don Diablo cerró el MainStage con su show CTRL ALT DELETE, un espectáculo futurista en lo visual y rompedor en lo musical.

En paralelo, el Dreams Tent ardía con el b2b entre Alex Kennon y Hector Couto, seguido por sets potentes de Manu González, Chelina Manuhutu y Seth Troxler, que mantuvieron el fuego encendido hasta el amanecer. El Mavelpoint Open Air no bajó el ritmo con Lady Waks, Candy Cox, System of Loudness y DJ Nano, que puso el cierre con energía madrileña.

Una experiencia total

Dreambeach no es solo música. Es producción, entorno, convivencia. Con tres escenarios funcionando sin pausa, efectos visuales al nivel de los grandes festivales europeos y un clima perfecto, la experiencia fue redonda. Los accesos funcionaron sin grandes colas, la zona de restauración respondió, y el ambiente fue de respeto, alegría y entrega.

El festival volvió a demostrar por qué está en lo más alto del circuito. Almería fue durante tres noches el lugar al que todo el mundo quería estar. Y quienes estuvieron, se llevaron un recuerdo que tardará en borrarse.

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